miércoles, 16 de enero de 2013

Del diario de Carla

Día 1. El encuentro de seis mujeres con destinos inciertos, con propósitos, estilos y formas diferentes, en un espacio escénico que espera ser explotado y experimentado, me hizo pensar en mi lugar y propósito en escena. ¿Qué hago allí?, ¿Qué espero al final del proceso?, ¿Estoy segura que quiero estar en lugar que estoy?, preguntas que no estaba lista para contestar en ese momento. Al reafirmar mi presencia, un dialogo por celular activó en mí un momento de creación y dudas, ¿Con quién quiero hablar?, ¿Qué quiero decir?, ¿Cuál va a ser mi tono de voz?, dudas que a lo largo de las horas y varias repeticiones se fueron aclarando, comencé a tener confianza con mis compañeros y especialmente en mí. Sabia con quien hablaba, sabía lo que le iba a decir y lo que quería de él. Estaba tan segura de mi objetivo, ya que lo asocié con una conversación que quisiera tener en la vida real, con alguien real, en un momento real. Una conversación a la que huyo, por un miedo interno al perder, al tener voz propia, al expresar lo que siento y ser herida.

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